Cumbre trumpero-macrista. Empate técnico

Agencia Maldita Realidad

Desde el comienzo de la administración Trump en Estados Unidos, la agencia Maldita Realidad ha estado atenta a la feroz competencia de lameculismo trumpero que se ha desatado en América Latina, si bien se trata de un certamen de alcance mundial, habiendo conspicuos competidores en todos los continentes de la tierra. Al principio de la contienda, hemos publicado un ranking donde constaba que el presidente argentino Mauricio Macri lideraba, aunque con un muy estrecho margen sobre sus colegas, los presidentes Temer y Kuczinsky (o como mierda se escriba), estando encaramados en las primeras posiciones también Santos, Cartes y hasta Tabaré Vázquez. Las acciones sumisas y entreguistas, las lamidas y agachadas, los discursos obedientes y las alabanzas constantes a las iniciativas del nuevo mandatario yanqui han estado a la orden del día, y todos los días los contendientes se esfuerzan por demostrar sus dotes de lameculistas. No importa que en sus primeros 100 días del gobierno, con diversas torpezas y medidas “proteccionistas”, y con una fuerte impronta patoteril en el ámbito de la política internacional, Trump haya puesto al mundo al borde del abismo, que se disponga a atacar Corea del Norte y a enviar misiles o “madres bombas” a quienes él –como su antecesor Obama-, juzga como terroristas o dictadorzuelos.  No tiene la menor relevancia que sus crímenes de guerra ya han ocasionado más de 1.000 víctimas civiles, por no hablar de los estadounidenses que guía hacia la locura, el asesinato o el suicidio, manteniendo un orden social completamente injusto que ha empujado a la pobreza a millones de trabajadores estadounidenses. Eso son sólo detalles. Tampoco genera un retroceso en las ínfulas de los lameculistas latinoamericanos que se granjee cada día más la enemistad de Rusia y China con sus bravuconadas de millonario que nunca se lavó los calzoncillos. Ellos siguen adelante y creen que el liderazgo de Trump conducirá a un mundo ameno y vivible.

Para no perder terreno en la difícil parada, Macri voló a Estados Unidos a reunirse con su viejo amigo Trump. Y es que, además de haber sido juerguistas en trapisonadas comunes, él comparte la mayoría de sus virtudes, y por supuesto, todos sus defectos. Forma parte de un mismo círculo de multimillonarios estafadores, cagadores de gente, que la juegan de “outsiders” de la política, y lo que más le gusta a él, ahora que están en la cumbre, en la máxima posición que van a llegar en sus vidas, se pueden dedicar a pleno a su afición más importante, que es basurear a la gente luego de ser cagada, además de robar lo máximo posible para sus propios y respectivos “imperios”. Supuestamente, en la agenda estuvo el tema de los limones y el biodiesel argentinos que Estados Unidos ha dejado de importar, y de hecho, parece que Trump sacó un decreto donde se establece la reapertura para el ingreso de nuestros limones, lo que sería un logro genial e inigualable de Mauricio. Y es que en la reunión, además de las clásicas y tradicionales frases con las que Macri expresó su admiración y devoción por el mandamás Trump, éste replicó tirándole flores y hablando muy bien de su colega, recomendándolo como un mayordomo fiel, osando incluso  manifestar que es alguien muy querido por los argentinos y que está trabajando bárbaro. Así se puso en un plano de igualdad en cuanto a obsecuencia y estupidez, falsedad y degeneración, alcanzando un empate técnico, ya que si bien Macri se posicionó como líder mundial en lameculismo trumpero, Trump ha arrancado de muy buen modo la competencia internacional de lameculismo macrista, que hasta ahora sólo se circunscribía a las fronteras de la patria. Resulta que el mayor líder mundial cree que Macri es un fenómeno –como Sanfilippo, por ejemplo, o el Momo Venegas-, y que hambrear al pueblo, explotar a los trabajadores y endeudar a las generaciones futuras de por vida son acciones maravillosas que embelesan al pueblo argentino. Así se dio un empate técnico: en materia de lameculismo, estamos igualados con el Imperio. Al igual que en lo concerniente a los desastres que están ocasionando con sus respectivas gestiones. La diferencia es que el desastre de Macri es nacional, y el de Trump es mundial.  Las semejanzas entre ambos estilos de gobierno, manejo de medios, manipulación de la realidad y actitud sobradora o desafiante, son sobrecogedoras. Mauricio y Donald, Macri y Trump, un solo corazón, un solo lameculismo. Mientras tanto, los pueblos continúan atontados y sumidos en una parálisis de acción que en vez de aplacar sus nervios, acabará por dejar escenarios apocalípticos aquí y acullá.

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