La última siega
Hay un lugar llamado Pradera del Más Allá,
no deberíamos segar de nuevo,
o así era la charla en la granja:
la pradera está ahíta de hombres.
Entonces ahora es la oportunidad de las flores,
que pueden soportar segadoras y artilleros.
Debe ser ahora, empero, en temporada
antes de que los segadores traigan los árboles,
antes que los árboles, mirando la abertura,
marchen en un reclamo sombrío.
Los árboles a los que temo,
aquellas flores no pueden brotar en la sombra,
ya no son los hombres a quienes tengo miedo,
la pradera está harta de los mansos.
El lugar por el momento es nuestro,
para ustedes, oh, tumultuosas flores,
que irán al desperdicio o se tornarán salvajes,
todas las figuras y colores de las flores,
no necesito llamarlos por el nombre.