Geopo ¿qué?

por Leila Soto

Para algunas personas, la cuestión Malvinas es un conflicto emocional más que político. Se sabe que la enorme injusticia a los nuestros reclamos soberanos sólo puede ser explicada por las políticas imperiales del Reino Unido. No es sólo el socio y aliado principal de Estados Unidos, es una potencia que nunca ha dudado en sacrificar ciudadanos propios y ajenos para seguir siendo un país (liberal) poderoso. Uno de sus últimos grandes actos criminales en nombre de la seguridad global y personal fue su participación en el derrocamiento de Kadafi, con la consecuente desintegración del estado libio y la desestabilización y crisis humanitarias en varios países africanos. Por un poco de petróleo barato destruyeron una vez más el difícil equilibrio de un continente pobre. Pero no tengan dudas, que mientras tanto, sus organizaciones no gubernamentales seguirán recaudando miles de libras para paliar conciencias. Además, en cuanto se recuperen, les seguirán vendiendo armas y encajando deudas astronómicas. Porque no sólo de la buena música viven los ingleses.

Ahora, cuando el Brexit supone el peor de los escenarios para el Reino Unido respecto a sus costosas bases en territorios en disputa, el giro político de la Argentina los deja babeando de angurria. Uno suponía que después de una Junta Militar genocida y con afición al alcohol, no se cometerían errores diplomáticos tan grandes. Pero no contábamos con el factor del cipayo civil, el que representan tan bien Menem y Macri.

Justo en el momento en que el temerario de Trump y el establishment británico optan por “revitalizar” sus decadentes naciones con más militarismo, acá ponemos un cabeza de clavo como presidente. Parafraseando un popular dicho: “cuando sólo se apuesta a los martillos como herramienta, todos se convierten automáticamente en clavos”.

Además, y sin ánimo de ser alarmistas, tenemos que recordar cómo está la región que hasta ahora contaba con un inusual período de paz. México ya se puede considerar un Estado fallido, al menos en una buena parte de su territorio. Con una crisis social, política y de seguridad muy grave. Colombia, pese a su proceso de paz continúa matando luchadores sociales, gremialistas y periodistas como si quisiera ganar el premio a la mejor inversión de los yanquis en desestabilización (recuerden que tanto Mexico como Colombia fueron los países elegidos por Estados Unidos para “ayudar” económica y militarmente en la lucha contra el narcotráfico). Centroamérica también padece las consecuencias de la “ayuda” norteamericana. A Venezuela  y a Cuba le siguen haciendo la guerra desde todas las opciones posibles. En Brasil el gobierno de Temer no estaría dejando lindas consecuencias para la principal economía de la región. Es decir, crisis en ciernes es oportunidad para las policías globales. Atenti chicas, mientras peleamos por igualdad de género, paritarias o la ola de despidos, también nos están llenando de amenazas a la paz regional. La integración y la patria grande no es sólo una consigna para vacacionar barato, es una necesidad para que no nos devoren los de afuera.

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