Encubriendo al gangoso
Agencia Maldita Realidad
Marcelo Bonelli es uno de los periodistas más importantes del Grupo Clarín. En una de sus últimas notas, este “conductor” se animó a revelar que en una charla que mantuvieron a solas el actual presidente argentino Mauricio Macri con el ex presidente español, Felipe González, éste le habría planteado que las inversiones de las empresas de su país no llegarían al nuestro mientras continuara en libertad la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. En principio, ya es especial el don del periodista de poder filtrarse en conversaciones “a solas”, lo cierto es que el mismo día el español desmintió categóricamente la “adivinación” de Bonelli, y aún más cuestionó que el presidente argentino se quiera desembarazar de sus adversarios forzando su aprisionamiento con jueces amigos. Esta desmentida la desarrolló en una entrevista con Gustavo Sylvestre, ex compañero de Bonelli en su programa de TN, que ahora se encuentra en las antípodas de su pensamiento político (hecha la salvedad de que atribuirle un pensamiento de cualquier tipo a Bonelli es una osadía).
La reacción de Cristina fue el envío de sendas cartas documento a los protagonistas para que desmintieran tamaña muestra de imbecilidad y cretinismo que, de no provenir de la mente del gangoso periodista del grupo mediático hegemónico de la Argentina, sólo pudo nacer en la cabecita loca de nuestro presidente. Al día siguiente, y muy a regañadientes, Macri negó que Felipe le hubiera espetado tal proposición. A pesar de ello, y con una caradurez insólita, el propio Bonelli volvió a ratificar sus dichos sin precisar su fuente, o si fue sólo su oído biónico el que captó las palabras del lobbysta español.
La idea, el tema, la propuesta, la aseveración de Bonelli estuvo planificada para continuar poniendo el foco de la agenda en la figura de CFK, como si no le alcanzara al Grupo Clarín, aliado con el presidente y varios jueces mafiosos, con asegurarse varios procesamientos e intentos de encerrar a la ex presidenta, además de su perpetua campaña por desprestigiarla y mancillar su honor. Todo ello, en un contexto donde el esquema tarifazo + recesión + inflación + actos de corrupción mil veces más graves, evidentes y alevosos que los que se le achacan al gobierno anterior, han generado un combo de descontento social que viene in crescendo estableciendo un clima o sensación de guerra civil entre los argentinos. No importa el conflicto docente que se agrava minuto a minuto, los paros que se vienen de la CTA y la CGT, los cortes de calles de organizaciones sociales con familias numerosas de desocupados e indigentes, las ollas populares, la proliferación de escenas penosas y lamentables de los desclasados y expulsados del sistema que deambulan por las calles sin hogar y sin comida. Clarín defendió a rajatabla su hipótesis: “las inversiones no vienen porque aún no metimos presa a Cristina”. La orden está dada, los cientos de Bonellis que trabajan para el grupo lo repetirán hasta el hartazgo. No importan las desmentidas, el medio se envalentona: “nosotros tenemos la verdad”.
El periodista Bonelli continuará gangoseando sobre cualquier tema, hablará del indio Solari, de los brotes de la economía que sólo ven, obligados, quienes todavía apoyan a un gobierno tan siniestro como incompetente. El gangoso es sólo un vocero, un humilde servidor que hace del periodismo la profesión más ignominiiosa del mundo, hay que protegerlo. Hay que desviar la atención y que nadie se queje o le recrimine por lo que dice, libertad de expresión que le dicen. Todo para proteger a un presidente ruin y mezqino, que maneja la Argentina como si fuera su estancia y que, como el primer día desde que asumió, no tiene la más puta idea de lo que es Argentina.