Bloqueado
Cuando cerramos la casa a la noche
siempre dejamos las flores afuera
y las apartamos de la luz de la ventana.
La vez que soñé a la puerta forzada,
y cepillada con botones en las mangas,
las flores estaban ahí afuera con los ladrones.
¡Y nadie los molestaba!
Encontramos una capuchina
sobre los escalones con el tallo mordido.
Debí haberme avergonzado por ello:
siempre pensé que debió haber sido
algún animalejo con el que jugué
mientras estuve sentado en la oscuridad
viendo a la luna descender tempranamente.