La canción de las llamas
Somos motas de luz robadas al sol,
cuando el mundo era joven y justo,
robada de nuestros tiempos dorados de alegría,
arrojados a las oscuras entrañas de la tierra;
besados por la luz y nacidos para la pasión,
estremeciéndonos con el vino de la vida,
ultrajados de la manera más cruel
fuimos desterrados de la batalla.
Sumidos en prisiones oscuras y repugnantes,
celdas de pena, robadas a la alegría,
en nuestra cámara rocosa, solitaria,
dormimos hasta nuestro segundo nacimiento, —
dormimos por las largas, largas eras,
soñando en el tiempo que vendrá,
hasta que Dios, dando vuelta varias páginas,
considere oportuno liberarnos.