George Sterling
Vi a un hombre abrir un pétalo de iris.
Movió su dedo por debajo del borde,
lo desplegó y alisó un poco,
no como un culpable de sacrilegio —
porque conocía flores, y comprendía
que lo que estaba haciendo ayudaría a hacerlas crecer –
porque por un momento fue casi Dios.
Solos como estábamos, el crecimiento es tan lento.
Pensé en uno que intentó eso de desplegar
el margen de su vida allí donde estaba enroscada,
para ver las sombras tomadas con el oro
que yace en los matices del iris alrededor del mundo.
Porque él se atrevió a tocar el borde sagrado,
¿reprochará Dios este afán en él?