El retorno de Ulises – Una versión moderna
Escena – Un salón de descanso de un club.
George (recién retornado de Klondyke) – Jack (inválido desde Manila) – Harry (que se quedó en casa)
(Entran George y Harry por puertas opuestas)
Harry (con gran sorpresa)
¡Por Jove, es George, qué alegría!
George (al chocar las manos)
¿Pero cómo te ha ido viejo muchacho?
Te ves bien–¿cómo te trata la ciudad?
¿Y tú? Es tiempo de que sientes cabeza.
Harry
La llevo bien, viejo; ya no más en el extranjero,
el pequeñito es una cuestión de horas –
George
Dime, ¿cómo está Maud?
Tu sabes, la señorita Smith, la flaca morena –
¿Te acuerdas del balcón,
cómo ella y yo hicimos sudar al pobre Jack?
Sí, sí, sé que era un pecado,
pero entonces tenía mis dudas sobre él,
Ella me quería mejor, vos lo concederás,
mejor que al resto. Y ahora –
Bueno, debería probar mi suerte esta noche,
llámala; si todo va bien
serás un mejor hombre – allí, allí, no regañes,
Sé que lo harás por –
Harry
¡Espera!
No entendiste; dejame
explicar. Verás – yo – eso es – nosotros –
(Ingresa Jack, quien se precipita hacia ellos efusivamente. Todos se estrechan la mano y se palmean las espaldas.)
Jack
¿Cómo está Klondyke, George? Pesemos tu bolso;
estimo que polvo no te hace falta;
y Harry, aquí, que ya no vagará más,
nuestro glorioso, encantador quedarse-en-casa –
¿cómo se ha comportado el mundo contigo?,
¿ya has traído una esposa a tu hogar para que te arrastre
a una prematura tumba? Pero ve,
las noticias, — (Mozo, un champán más alegre) –
¿Quién nace, quién muere?, ¿quién ha cruzado la línea?
¿los casados?, ¿los divorciados? — En fin, oh, hombre, las noticias. Y digo,
Em— Maud, la señorita Smith, la pequeña hada,
¿cómo está?, ¿sigue teniendo el mismo nombre que
cuando me fui?
George
¡Otro amante!
Ja ja
Jack
¡Qué! Tú, oh, lo olvidé;
Es «Te amo,
no te amo» –
Un juego divertido para nosotros,
en el cual, continúo, ella dirá que no.
Porque tú deberías tener oro inconmensurable,
pero en la actualidad, el soldado audaz,
el héroe del campo de batalla,
es toda la rabia; debajo de su escudo
Tallos de Amor, triunfante, y el justo
sólo puede descansar en ese lugar,
sí, serán salvajes sobre mis cicatrices,
sobre mí, sólo desde las guerras,
mientras tú, que te dedicaste a la minería,
díme, ¿qué tienes para mostrar?
George (burlándose heroicamente)
¿Mostrar, yo?, ¿qué tengo que mostrar?
Entre los vastos desperdicios de la nieve del Artico,
donde la oscuridad envuelve al mundo silencioso,
y la muerte se encuba sobre todo, lancé
mi desafío a las estrellas, desplegué
mi estandarte y realicé grandes hazañas.
Conduje doce estampidas salvajes;
viví meses sólo a carne de alce;
me congelé los pies, no esperé
su curación, hasta que me congelé la nariz.
Sí, a grandes peligros me enfrenté,
y tuve el lenguaje apropiado para contar
mis aventuras en aquel infierno congelado,
espantaría a tu alma más íntima
con los hechos de la Luz Boreal.
(descendiendo al modo coloquial)
Bien, aquí estoy, y soy rico,
sí, en experiencia – aquella que más
se ajustará a mi traje, verás.
Pero si es por el polvo – entre nosotros tres,
estoy quebrado, no tengo un cobre;
y todavía, pienso, cuando todo está dicho,
tengo una oportunidad tan buena como tú.
Tú fuiste a la guerra — ¿cómo te las arreglaste
en el camino al oro?, ¿cuál es tu riqueza?
Y más aún, ¿cuál es tu estado de salud?
Te ves amarillo – quid pro quo
Habla: ¿qué tienes para mostrar?
Jack
Nada más. No jugué al polo
con aurora boreales menores que cero,
No, pero desfallecí de hambre en los transportes,
con el estómago vacío asaltamos las fortalezas,
o comimos cosas intragables en pobres campamentos,
estremecido me sacudí en la humedad,
recibí un disparo en el hombro, en el muslo y el pecho,
luego la fiebre me asaltó por sí sola,
y fui enviado como inválido a casa.
Así que, como un sangriento hijo de Marte,
no tengo otra cosa que mostrar que cicatrices.
Y George, viejo muchacho, perdóname, házlo,
porque mis más locas palabras hacia ti;
somos camaradas en infortunio, ahora,
y para su opción, la opción de Maud, nos inclinaremos,
y seguiremos siendo amigos.
George (mientras se dan la mano)
Y una palabra más –
aquel que conquiste la puerta de la dama,
debería recoger a su amigo abandonado,
y la orgullosa hora de su primer nacimiento,
debería verlo celebrando y bendiciendo lo mismo
dándole el nombre de su compañero.
Así es cómo comenzó nuestra hermandad,
y aquel que gane o pierda –
Jack (señalando bruscamente al mozo)
¡Hecho!
¿Qué hará –
Harry (sarcásticamente)
¿Se supone que es una chica?
Jack
¡Esa es la cuestión de un patán! –
deberíamos llamarla; y no mandarla,
Jacqueline o Georgiana
George (mientras el mozo aguarda el pedido)
¡Sí, dioses! ¡Bien hecho! Una respuesta hallada
para la ocasión – es la recompensa de Harry,
y recompensa tendrás, antes de que te vayas—
además, ¿qué tienes para mostrar?
(Harry se levanta y es seguido por George y Jack. El mozo retorna y ellos recogen sus anteojos.)
Harry
Me quedé en casa; no puedo mostrar
Los estragos de la guerra ni la aflicción de Klondike.
No he ganado mucho de lo que alardear,
pero por ustedes hago un brindis:
Este, por el hijo de Marte, quien valientemente detuvo
un par de bolas españolas – y cayó;
éste por el hijo de Mammón, corajudo,
rico en ciencia, si no en oro,
y ahora a la salud del primer nacimiento –
éste por su papá-dios abandonado;
éste a su papá, que bendijo lo mismo
al darle el nombre de su rival;
y éste por Maud, la última de todas —
sólo sacude el árbol, ella seguro caerá.
(Beben jocosamente y parten juntos,
pero antes de hacer una cuadra se se encuentran con la Maud en cuestión.)
Maud (muy graciosamente, mientras extiende sus manos hacia George y Jack y Harry se aleja hacia el fondo.)
Qué sorpresa – ambos, George y Jack –
no sabía que estaban de regreso.
Tú Jack, qué bronceado estás, y tan –
ven esta tarde — no digas no,
estaré en casa para ti a cualquier hora,
esto si te las ingenias para trepar –
estamos viviendo en un piso, ya sabes.
(Señala a Harry y amorosamente toma su hombro.
George y Jack actúan como si estuvieran presionados por un gran compromiso.)
Harry (muy modestamente)
Y esto es todo lo que tengo para mostrar.
Maud
Vamos, vengan – no se olviden.
Harry (secreteando)
Apuesto a que ella los esperará en vano.
(Sale, con Maud pegada a su hombro.)
(Jack y George se entrelazan en un triste abrazo.)
Jack
¡Nuestra Maud, nuestra bella Maud, está casada!
George
¡Tristeza, tristeza! ¡Nuestra vieja esperanza ha muerto!
(Salen, abatidos.)