Circulación

Y todos al final se reúnen en el más allá

-Louise Bogan-

En el instante en que me estaba preparando para sentir dolor y me desperté,

la luz de la luna invadió la habitación. Mi brazo quedó paralizado, atascado como una vieja ancla a tu espalda. Tú estabas en un sueño, dijiste luego, cuando arribaste temprano para la danza. Pero luego de un momento de ansiedad ya estabas bien, ya que realmente sólo era una venta a la vera del camino, y los zapatos que estabas usando, o no usando, eran finos para eso.

*

«Ayudame». dije. E intenté levantar el brazo. Pero simplemente se quedó en su lugar, doliente, incapaz de alzarse por sí mismo. Aún cuando terminaste de decir «¿Qué te pasa, qué te duele?», el brazo permanceció allí, sordo, inmovilizado por cualquier expresión de miedo o asombro.

Le gritamos y empezamos a temer cuando no contestaba. «Se fue a dormir», dije, y oyendo esas palabras me dí cuenta de cuán absurda era la situación. Pero no me pude reír. De algún modo, entre los dos, nos arreglamos para levantarlo. ‘Este no puede ser mi brazo’ fue lo que pensé mientras lo aporreamos, lo apretamos y lo empujamos de nuevo a la vida. Lo sacudí hasta que se desvaneció el aguijoneo.

Nos dijimos unas pocas palabras, no recuerdo qué. Son extrañas las cosas tranquilizadoras que la gente que se ama se puede decir, dadas la hora y tan extraña circunstancia. Sí recuerdo cómo insististe en que había suficiente luz en la habitación para que pudieras ver mis ojeras. Dijiste que necesitaba más sueño regular y yo estuve de acuerdo. Cada uno fue al baño, y trepó de vuelta a la cama en nuestros respectivos lugares. Levantamos las sábanas. «Buenas noches» –dijiste, por segunda vez aquella noche. Y te quedaste dormida. Quizá te sumergiste en aquel mismo sueño o en algún otro.

*

Estuve acostado hasta el amanecer, moviendo ambos brazos rápidamente sobre mi pecho. Trabajando con mis dedos metódicamente. Mientras mis pensamientos seguían guirando y girando, pero siempre volviendo al lugar donde arrancaron. Aquel hecho ineludible: aún cuando hayamos emprendido este viaje hay otro, mucho más bizarro, que aún debemos hacer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *