viaje al fin
Un tipo me mandó desde Holanda fotos de Céline y cajas de cigarros maravillosos. Bien, yo soy un perro y disfruto de ambas cosas. Los cigarros van bien con mi vino tinto y nunca me canso de Céline y sus fotos –una muy buena cara la de ese tipo Louis Ferdinand Destouches. (Tenemos algunos famosos escritores modernos cuyos rostros semejan el interior de chatas y escriben del mismo modo.). Me gustaban las noches con las fotos de Céline, música clásica, cigarros, vino tinto y la computadora. Céline me observaba mientras bebía, tipeaba, escuchaba música y fumaba los cigarros; pasamos un gran tiempo juntos mientras otra gente juega al bowling, duerme, mira TV, discute, se trastorna, come, haciendo todas esas cosas estúpidas y otras.
Y ahora aquí, las palabras vuelan como locos gorriones en una tormenta, Shostakovich ruge desde la radio, mientras los remolinos del humo del cigarro giran a la izquierda, salen por la puerta hacia la noche tan oscura como el vino. Hola Céline… Céline: vos perro… soportamos el dolor de siglos… pero nos podemos reír… a veces. Aquí entre tus fotos la suerte oscura es buena.