uno de esos

Sartre fue un buen tipo, oh sí, nos mostró la médula de la Nada y la sacudió delante de nuestras cabezas. «La opción es tuya –dijo-, la moral murió con Dios, estás solo.». De vez en cuando, con el transcurrir de los siglos, algún gigante se levanta entre los hombres, verdaderamentes nos sacude, nos despierta de nuestro sueño de modo que, al menos una vez, somos advertidos, nos sentimos renovados cuando nos ponemos los zapatos por las mañanas. Mientras rodamos por nuestras tareas, mientras comemos, defecamos, imaginamos amor, enviamos cartas, conducimos y caminamos por la ciudad, las cosas y los pensamientos asumen diferentes formas. Sartre fue uno de esos gigantes. París, Francia, gran parte del mundo avanzó y arrancó gracias a él. Sin tipos como él, ponerse los zapatos por las mañanas resultaría muy difícil, casi imposible. Gracias por todo, Jean Paul.

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