una palabra final

Cerca del final de la entrevista, se inclinó y preguntó:

-Bueno, ¿hay alguna palabra final que le quiera transmitir a la audiencia?

-No –contesté-, ninguna palabra final.

Sentí su desazón.

-¿Ninguna palabra final? –preguntó de nuevo.

-No –dije.

Quería un buen cierre, quería que yo salvara su culo, quería que salve los culos de los oyentes. Bueno, trabajé bastante duro para salvar mi propio culo.

-Okey –se recuperó y me dijo-, fue un verdadero placer entrevistarlo.

-Seguro –dije.

Luego le hizo unas señas a los hombres de la cámara y el sonido, había terminado. Enseguida comenzaron a guardar sus equipos.

-Ey muchachos, ¿qué les parece un trago? –pregunté.

-No, gracias –habló el entrevistador por todos los demás, que estaban desenchufando cables, introduciendo sus equipos en cajas.

Era como si hubiese dejado de existir. Ya tenían lo que necesitaban. Permanecí parado con mi cigarro y el vaso, y los ví salir por la puerta y perderse en la noche. Se fueron con sus culos que necesitan salvarse aún con más urgencia que el mío.

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