preparación

Tenés que arder, derecho arriba y abajo, y luego quizás al costado por un rato, y tener un revoltijo en tus entrañas por haber comido conservas y por las mujeres demoníacas. Tenés que correr por el filo de la locura balanceándote, tenés que tomar un río de alcohol, tenés que morirte de hambre como un gato en un callejón en invierno, tenés que vivir con la imbecilidad de al menos una docena de ciudades. Luego quizás, quizás, quizás sepas dónde estás para un pequeño momento fugaz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *