los ríos

Los ríos del infierno son míos, no son tuyos. Son míos, fluyendo calientes y sucios, interminablemente. Son míos, todos míos, especiales, para mí, nadie más. Son míos, se precipitan hacia mí, noche y día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Son míos, ¿me escuchás? Ya no intento trepar, voy con los ríos, hablo con los ríos, les digo cosas como «te conozco, hemos estado juntos mucho tiempo. No espero otra cosa». Nos lanzamos a la muerte y a ninguno de los dos le importa un carajo. Tenemos nuestro propio juego andando.

Los ríos del infierno son míos, míos, los ríos del infierno fluyendo, moviéndose conmigo. Mis infiernos sólo pueden ser mis infiernos. Si son míos ahora, y quizás lo sean para siempre, entonces que sea así.

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