la sombra boba
Cuando enterré a mi padre, la muerte estaba parada ahí. Luego me metí en mi viejo auto y conduje hasta el hipódromo. Me detuve y ví cómo titilaban los números en el tablero electrónico. La muerte todavía estaba conmigo, mirando a la gente, y yo le dije:
-Vos mataste a Dostoievsky.
No me contestó, sólo se quedó parada allí. Hice una apuesta y perdí. Luego fui al baño. La muerte me siguió, y vio a los hombres frente a los mingitorios.
-Vos, hijo de puta –dije-, hiciste que Van Gogh se suicidara.
No me contestó. Me siguió afuera. Se alejó detrás de una joven con un vestido rojo. Yo me fui a tomar un café, vertí un poco en mis dedos, estaba caliente. Encontré un asiento y me puse a pensar en la próximca carrera. Entonces la muerte retornó. Se sentó a mi lado. Estaba disfrazado como un viejo con una áspera barba blanca.
-¿Cuál te gusta en la próxima carrera? –me preguntó.
-Vos, hijo de puta, -dije-, ¡apartate de mí!
-¿Qué diablos te pasa? –me preguntó.
-Ya te lo dije. ¡Mierda, que quiero que te apartes de mí!
Se paró y se alejó. No lo volví a ver en el hipódromo. Luego de la última carrera, tomé la autopista. A los cinco kilómetros el tráfico comenzó a hacerse lento. Me pasé al carril izquierdo, seguí un poco y lo ví al otro lado de la banquina –un choque, tremendo, un coche dado vuelta, otro aplastado contra la banquina. Una llama comenzaba a extenderse bajo el capot, las luces rojas comenzaron a titilar y en mis tripas algo comenzaba a diluirse con grandes sacudidas. Salí de ahí. Continué conduciendo. Estacioné enfrente de mi lugar, salí del auto. Abrí la puerta y entré. No había nadie. Luego ví el osito de peluche, con la cabeza para abajo sobre la almohada, en la cama. Fui rápido hasta el cajón de las medias donde guardaba el dinero. Mi dinero de dependiente de muelle. La mitad se había ido. «Bien» –pensé. «Tenés clase de verdad, vos puta». Luego la puerta se abrió y entró la muerte.
-¿Querés un trago? –le pregunté.
No respondió. Fui a la cocina para ver si había algo. Los siglos pasan volando, y ella sigue esperando.