la extraña mañana afuera del bar
Nunca me había sucedido antes y uno no sabe cómo estas cosas pueden suceder. Eran cerca de las 11 a.m. y salí un rato a tomar un poco de aire. Danny vino caminando y nos pusimos a hablar, luego vino Harry y se nos unió en la esquina. Luego ví a otros dos hombres que se detuvieron y comenzaron a hablar unos pasos más allá.
-Vamos a tomar un trago –dije a Danny y Harry.
-No, está lindo aquí –dijo Danny-, charlemos un rato.
Así lo hicimos. Luego advertí que venían más hombres. Algunos hablaban, otros sólo estaban parados ahí. Sucedió lentamente. Fue casi gracioso. Había algo extraño en el aire, podía sentirse. Había muchas voces ahora. Y arribaron más hombres. No sabía de dónde venían. Se quedaron ahí hablando, riendo y fumando cigarrillos. Jim, el barman, asomó su cabeza por la puerta y preguntó:
-Hey, ¿qué diablos pasa ahí afuera?
Alguien se rió. Jim volvió al bar vacío.
Comenzaba a sentir todo muy extraño, como si el mundo hubiera decidido cambiar, así de repente. Había un sentimiento de diversión y juego en el aire. Creía que todos podían sentirlo. Era una energía poderosa, desatada y trabajando sobre sí misma. Luego vino Jack, el policía.
-Hey muchachos, ¡córtenla!, ¿qué diablos es esto?
Todos conocíamos a Jack, bebíamos con él por las noches. Pronto Jack era uno más, hablando y escuchando a los otros. Danny sonrió y dijo:
-Esto es muy extraño.
-Me gusta –dije.
Toda la esquina estaba ocupada por hombres finalmente libres y sin complejos, riéndose. Los autos frenaban y los conductores contemplaban preguntándose qué era lo que sucedía. No lo sabíamos. Finalmente dije:
-No puedo aguantar más. Voy a entrar por un trago.
Danny y Harry me siguieron. Pronto nos siguieron otros.
-Estaban todos los hombres ahí afuera –dijo el barman.
-Sí –dijo Harry-, ¿pero dónde están las mujeres?
-Las mujeres no quieren saber nada con vagos como nosotros –dijo Danny.
Cada uno tomó un par de tragos. Esto duró quince o veinte minutos. Luego fui hasta la puerta y miré afuera. Se habían ido todos. Volví y me senté.
-Me pregunto a dónde se habrán ido. Fue la mañana más extraña de mi vida –dijo Danny.
-Sí –dijo Harry.
Nos quedamos sentados pensando en ello. Luego Danny comenzó a hablar sobre cómo sus padres lo echarían por beber demasiado. Jim, el barman, pulía vasos y las cosas volvían a lo normal, hasta preguntarme quién pagaría la próxima ronda.