Haiku (Nunca publicado)

Tomando mi té sin azúcar-, no hay diferencia.

El gorrión caga hacia abajo– ¡oh, mi cerebro y huevos!

La cabeza Maya en un cuenco de madera a la deriva en el Pacífico— algún día viviré en New York.

Mirando por encima de mi hombro, mi espalda fue cubierta con flores de cerezo.
Haiku de Invierno, no sabía los nombres de las flores—ahora mi jardín se ha ido.

Abofeteé al mosquito y fallé. ¿Qué me impulsó a hacer eso?

Leyendo haikus soy infeliz, durando para el Innombrable.

Un sapo flotando en el frasco de la tienda: lluvia de verano en los pavimentos grises (luego de Shiki).

En el porche, en mis shorts; luces de autos en la lluvia.
Otro año ha pasado—el mundo no es diferente.

La primer cosa que busqué en mi viejo jardín fue el Cerezo.

Mi viejo escritorio: lo primero que busqué en mi casa.

Mi primer jornal: la primer cosa que encontré en mi viejo escritorio.

El fantasma de mi madre: la primer cosa que encontré en el living.

Renuncié a afeitarme pero los ojos que me contemplaron permanecieron en el espejo.

El hombre loco emerge de las películas: la calle a la hora del almuerzo.
Ciudades de chicos están en sus tumbas, y en esta ciudad…

Yaciendo a mi lado en el vacío: la respiración en mi nariz.

En el piso quince el perro masca un hueso- chillido de taxis.

Una erección en New York, un muchacho en San Fransisco.

La luna sobre el techo, gusanos en el jardin, alquilé esta casa.

[Haiku compuesto en la cabaña del jardín de Milvia Street 1624, en Berkeley, 1955, mientrás leía los cuatro volúmenes “Haiku” de R.H. Blyth]

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