habitación 106
Vine a la ciudad en la mitad de la noche, encontré un hotel, encendí un cigarrillo y miré el televisor blanco y negro. Una pareja discutía en la habitación de al lado. Sonaban borrachos, sureños. Apagué el televisor, miré a la oscuridad, mi coche estaba ahí. Me quité los zapatos y la ropa. Demasiado cansado para una ducha, me las arreglé para lavarme los dientes. Volví, apagué las luces, me estiré en la cama, en la oscuridad.
Puedo oírlos todavía discutiendo, no es una disputa muy interesante. Estoy cansado, quiero dormir y enseguida dejan de discutir. Escucho el tráfico deslizándose pero no puedo dormir. De algún modo pienso en mí como un hombre muerto en aquella cama. Estoy muerto, la mucama me encontrará cuando venga a cambiar las sábanas y toallas. Luego de verme, lanzará un breve aullido de temor, cerrará la puerta y escapará a algún lado. Esta escena se ve espantosa para mí.
Completamente tranquilo bostezo, me estiro, me doy vuelta y me apoyo en mi costado derecho, veo el cartel NO HAY VACANTES a través de la oscuridad, y de este modo ya estoy dormido.