El Ballet del Palacio de los Huesos
Como distintas interpretaciones de la «Misa de Coronación» de Mozart, como moscas sobre mi gato favorito o como varios basureros del verso en un mundo lleno de flamencos. Esta vida cansada, este sucio sueño, aquellas noches de abril, este trueno en una copa de papel. Todas las viejas mujeres solas en sus habitaciones haciendo crucigramas, los perros muertos de siempre, atropellados con sus lenguas colgantes. Los interiores abrasados de montañas gritando de dolor. ¿Qué es este abrumador disparate? ¿Es el gusano arrastrándose hacia ningún paraíso? ¿Las tijeras en un armario cerrado?, ¿chicas jóvenes riéndose por nada y perdidas en su carne?, ¿la noche y luego el día o el día y luego la noche? ¿El martillo? ¿La sierra? ¿El espejo que se balancea abierto?, ¿y qué de las calles oscuras de Dublín? ¿La última página del libro?, ¿el banco verde del parque vacío?, ¿la última corbata?, ¿el último paso detrás de vos? Este incompleto sollozo de oscuridad. Un pájaro sin alas esperando. Un druida en la luz gastada. Un borracho en la zanja. El canto de los locos y la risa del volcán.