Dos grandes mancos
por Máximo Redondo
Es muy escaso lo que genera la imaginación, no alcanza para abarcar la inmensidad de la provincia de Buenos Aires, comandada por un manco capaz (que no es Manco Capac, verdadero líder y estadista, figura primigenia del imperio incaico). Mientras que el primer Manco tenía un diálogo fluido con los dioses del Titicaca, el coetáneo conversa sólo con simples mortales, tan o más cretinos que él. De Manco a manco hay un abismo de humildad y heroísmo. Sin ebargo, ambos son líderes de pueblos ciegos, que llegaron a conformar naciones pujantes y dispuestas a abrazar a la humanidad. No cometieron excesos y siguieron las indicaciones de sus asesores y referentes filosóficos. Así, lentamente se posicionaron como próceres. Uno era muy pobre y vivía en una pequeña cabaña hecha de piedras sagradas, maderas y juncos; el otro ya era un importante heredero cuando asumió el poder, y no necesitó esquilmar fondos públicos como lo hacen todos los políticos de turno, cualquiera sea su ideología. Ambos comparten cierta bonhomía y la astucia del hombre pragmático y eficaz. Les gusta presidir sesiones en las cuales se resuelven asuntos fundamentales del pueblo: planes de asistencia social y familiar, actuación ante eventuales desastres (naturales y antropomorfos), cuestiones relacionadas con la educación de los niños, mejoramiento de viviendas y de las condiciones de vida en general. Los temas que más preocupan, tanto a los antiguos habitantes del Alto Perú como a los actuales residentes del conurbano bonaerense, son de índole económica: la regulación del comercio y el control de la inflación, mecanismos de pago y crédito acordes a los niveles salariales de la población, políticas impositivas (que sean progresivas y rompan con el statu-quo que claramente beneficia a una plutocracia abyecta). Pero la economía es un concepto muy impreciso, que permite todo tipo de manipulación por parte de los matemáticos y los lingüistas. Ellos saben que detrás del «saber económico» se oculta la sencilla esencia de la explotación del hombre por el hombre.
El manco capaz, anoticiado de la historia del primer Inca, le solicitó a su secretaria que buscara todos los datos posibles de su gobierno y se los reumiera en veinte renglones. He aquí un fragmento de lo que logró compendiar la bella administrativa:
«… Mama Ocllo fue una compañera ideal para la obra de Manco. Se la puede considerar como una hija de la Pachamama con cierto espíritu heroico, a lo Eva Perón y CFK. Mientras Manco se iba a pescar o a mascar coca procurando recibir las órdenes de los dioses, ella arreglaba todas las disputas de las aldeas. Capac inició la expansión de una raza que aún hoy da cracks en el fútbol (sé que a usted le interesan mucho los deportes) como Paolo Guerrero, y en su tiempo dio navegantes eximios como Papa Chutli. Manco Capac instauró el primer tratado de libre comercio (solidario y justo)
en el continente y estableció lazos de amistad con todos los pueblos, sin importar su estado de civilización o barbarie.
Nunca se enfrascó en guerras inútiles, promovió la arquitectura ecológica y costumbres saludables, investigó los sabores y las propiedades de la papa y la coca y dictó un tratado con recetas maravillosas de ambos productos. Inventó ritos y estrategias para combatir las invasiones y calamidades de los hombres blancos, llegando a exclamar que había visto a varios llegar del cielo, con sus pieles pálidas y barbas largas, munidos de armas letales. A éstos sólo se les podía vencer con tácticas guerrilleras y nobleza en el corazón».
De hecho, el manco capaz en su juventud había sido motonauta, perdiendo su mano en una competencia de fuste. Actualmente, el manco capaz es un buen aspirante a la presidencia de Argentina para las elecciones de 2015, más allá de la maldición de estar ejerciendo la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Los historiadores y analistas saben que el salto de la gobernación a la presidencia sería un hito trascendente que daría a la política nacional una dinámica impensada, capaz de colocar al manco accidentado en el nivel del primer Manco. De cualquier modo, debía conciliar intereses y demandas con los diversos grupos de poder provinciales y centrales, por lo que deberá desplegar todas las artimañas, firuletes y maniobras hábiles de su muñeca sana.
No sé si el manco capaz conoce Monte Hermoso pero intuyo que el lugar le cuadraría perfecto. Lástima que no pueda desplegar una doble vida y sus obligaciones hoy lo coloquen en un despacho del cual yo huiría a toda prisa.
En los bosques de Monte abundan el aire limpio y los chimangos. En épocas de contaminación recalcitrante –y especialmente para los «bichos urbanos»- un paseo por ellos vale mucha salud (aunque estén diseñados para los abominables cuatriciclos).
Los vecinos comentan que el intendente implantó un sistema de multas muy efectivo: no se puede hacer ruidos molestos (como los de la edificación de viviendas), tener animales sueltos está prohibido y no se puede correr a más de sesenta kilómetros por hora. Los castigos por andar beodo en las calles son severísimos. Así, se ha logrado desarrollar una población coqueta y distante, refugio bárbaro para viejos criminales o sirvientas desmadradas.
Los mediodías fríos de verano son peculiarmente amenos entre árboles y trozos de cielo blanco. Aunque coma tierra con agua cloacal mi estómago lo resistiría. Poseído por una fuerza sutil, el tiempo avanza acogotando el paisaje.
Después de leer el resumen de su empleada, Scioli sintió una rara admiración por Manco Capac. Si bien su esencia comunista le disgustaba, había algo en las decisiones y pensamientos que legó a la humanidad que lo iluminaban acerca de cómo debía comportarse un gobernante para ser exitoso. Le asombraba que su estilo y sus ideas eran totalmente opuestos a los del príncipe maquiavélico, a los del CEO de cualquier multinacional estadounidense, que eran sus guías morales hasta aquel momento. «A la mierda con la distriba neoliberal, esto es mucho más humano y certero, este hombre sí que supo conducir a su patria» –reflexionó el manco gobernador. De inmediato, llamó a uno de sus principales asesores y le pidió que se contactara con un descendiente o heredero de Manco para visitarlo y ayudarlo en todo lo que estuviera a su alcance. El asesor respondió:
-Seguro, a esa gente le hace falta una mano. Ya llevan más de quinientos años sufriendo vejaciones y latrocinios.
Los mancos no estarán frente a frente en esta historia, se prodigarán un mutuo respeto desde épocas distantes. Todavía no se inventó un transporte cósmico que les permita encontrarse y charlar. Así que los sucesos y peripecias atravesados por cada manco se narrarán por separado.
El día que el manco capaz vino a Monte varios negocios adornaron sus vitrinas, las aguas cloacales fueron clorificadas y perfumadas con manzanilla. A Karina Rabolini, la mujer del gobernador, le dibujaron un retrato muy lindo, su sonrisa cristalizada y una expresión dulce en los ojos; detrás de ella, un atardecer eterno y niños montehermosinos jugando a las escondidas, siendo felicitados y alentados por las autoridades locales. Antes de despedirse, el manco organizó una reunión de comerciantes y empresarios para planificar una reducción drástica de la desocupación en Monte. Todo quedó ahí, y las tasas de desempleo jamás se movieron de una cifra preocupante.