demasiado calor
Estoy aquí por cortesía de la vida. Sentado esta noche, el cuello rígido, cansado, cuarenta y dos grados. Ahora, los gatos no van a entrar, no hay tiroteos en las calles, se está asando el culo de toda esta ciudad, los demonios están sudorosos en el infierno. Sólo hay actividad en cuartos con aire acondicionado. La 1 a.m., no se puede dormir, no habrá sueños, la música de la radio cojea por el aire. Hasta el abismalmente solitario se ha olvidado de llamar por teléfono, eso es lo único bueno del calor. Oh, también hay otras cosas buenas: al menos, el cuchillo del cirujano no está trabajando. Las moscas se empinan a través del espacio encadenado, y ya no hay necesidad de que siga escribiendo este húmedo y chorreante poema. ¿No es así? Sí, así es.