caballo volador
En el hipódromo, un joven granujiento con su gorro al revés se dirigió hacia mí y preguntó:
-¿Cuál te gusta?
Y yo respondí:
-¿No sabés que cuando hablás de tu preferido el caballo nunca corre?
Actuó como si no hubiese escuchado.
-¿Cuáles te gustan para la exacta?
-No apuesto exactas –le dije.
-¿Por qué? –preguntó.
-Porque te sacan el veinte por ciento del premio –respondí.
Actuó como si eso no tuviera nada que ver con el asunto. En un esfuerzo más por borrarlo de la escena dije:
-No apuesto dobles, triples, quinielas o trifectas.
Fue inútil.
-¿Cuál te gusta en esta carrera? –preguntó nuevamente.
–Culo de tu madre –le informé.
Mientras revisaba su programa desaparecí.