Macri: ¿perverso o inimputable?

(Agencia Maldita Realidad)

Es el debate que anda faltando en la Argentina, mucho más interesante que carreras de galgo sí o no, que si el blanqueo de capitales será exitoso o no, que si se vienen los saqueos en diciembre o no, las posturas a favor y en contra del aborto, de la despenalización del consumo de marihuana con fines terapéuticos y/o recreativos, que si mano dura o tolerancia cero sí, que hay que volver a los linchamientos también, y si la corte suprema es adicta o no al gobierno o al poder. Debates que todos los días se plantean en los medios y suscitan controversias encendidas. Siempre habrá gente a favor o en contra de tal postura, más liberal o más conservadora, más neutra, más que se van muchos por la ancha avenida del medio que posiciona a Sergio Massa como natural sucesor de Macri. Y hablando del presidente, que si está bien o no tener cuentas offshore, que si gobierna para los ricos o no, que es un tipo campechano, auténtico y noble (como dice el papa), que los aristócratas que lo pusieron ahí no se lo tragan, que cometió mil y un delitos y siempre salió sobreseído gracias a su dinero y sus contactos, etc. Maldita Realidad trae a la mesa un debate diferente, una cuestión trascendental y profunda, un problema difícil de resolver. No se trata de «si es o se hace (el estúpido)», la disyuntiva aquí es: ¿un simple perverso o una pobre persona inimputable? Como abogado mañoso, nuestra agencia se inclina por esta última opción. Si uno escucha su protodiscurso (lejano del balbuceo de los bárbaros), no hallará más que oquedades, lugares comunes, cantinelas ininteligibles sobre la «pesada herencia recibida» y alguna que otra canchereada de patrón de estancia. Siempre se muestra más imbécil que los periodistas que lo entrevistan (lo que resulta bastante patético, de entrada), y sus salidas o frases fuera del libreto que le pasan los comunicadores PRO siempre contribuyen a confundir a la propia tropa, y alimentar la idea de que nos está gobernando un completo idiota, incapaz de afrontar la conversación sobre política o economía más frívola o trivial. En síntesis, sus declaraciones no resisten análisis, y su filosofía es la del ricachón ambicioso que no tiene el más mínimo pudor de exhibir y ostentar sus matufias y ruindades (como por ejemplo, la persecución a la abuela de la ex presidenta). No, no se trata de un perverso cualquiera, sino de uno con una gran capacidad de daño, y lo que más agobia y apena a Maldita Realidad, es que científica y clínicamente el tipo es inimputable, justamente por ser la cristalización del rico lumpen y fanfarrón. Es inmune a los instrumentos y mecanismos de la ley, impenetrable a la realidad cruda y dura que ha creado, de millones de pobres y desocupados que se incrementan minuto a minuto en la Argentina, en lo que es una bomba de tiempo que, Dios quiera, explote y termine con este debate, concluyendo con su espantoso mandato.

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