La conducta intachable de un patriota

por Alvaro Correa

Donald Trump pidió perdón a las mujeres, a los latinos, a los negros y a todas las personas que maltrató en su vida, que vejó, ultrajó y calumnió. Con el mismo tono estadounidense, chicloso y cargoso, aseveró que de llegar a la Casa Blanca meterá presa a su rival Hillary Clinton. Odiado y repudiado por el establishment, por la mass media que aboga por el statu quo, no ha sido aún rechazado definitivamente por Wall Street, ni por el complejo militar-industrial, que podrían deshacerse de él como un muñeco viejo si logra asentarse en el salón oval. Ellos apuestan claramente por la candidata demócrata pero no se descuidan, como dice el prudencial refrán «ponen varios huevos en distintas canastas». El hecho de que la campaña en su contra se haya tornado tan internacional, tan de moda, al punto de incitar a horrorizarse por sus afrentas, fanfarronadas y barbaridades, suscita más compasión que odio en este cronista. ¿Por qué sumarse al sentimiento que intentan difundir los adalides de la democracia moderna, los políticamente correctos voceros de las élites gobernantes, si al fin y al cabo se trata de un país de mierda, que se está yendo a la mierda, y que merece a un patriota intachable como Trump, que no es otra cosa que la quintaesencia de la cultura estadounidense contemporánea?

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