¿Desaparecerá la Jungla de Calais?

Investigación de Alvaro Correa

Francia se avergüenza de su campo de refugiados, próximo al Canal de la Mancha, y decidió desmantelarlo, para redistribuir a sus 7.500 desesperados habitantes -la mayoría eritreos, sudaneses y afganos- en 300 centros de acogida ubicados en diferentes ciudades del país (la mayoría al sur), donde sus condiciones de vida se supone que mejorarán, aunque muchos dudan de ello, y hay pocos investigadores dispuestos a hacer un seguimiento de las vidas de estos refugiados. Es que entre ellos hay 1.300 niños y niñas solos, no acompañados, que fácilmente van a ser víctimas de redes de trata y explotación que abundan en todos los países europeos, siendo uno de los delitos más rentables del continente, a falta de droga o bienes primarios como los que hay en América, Africa y Asia. Por otro lado, se cuestiona la medida argumentando que lo único que se va a lograr es multiplicar los Calais, en pequeñas junglas donde estos seres humanos estarán nuevamente a la deriva y a merced del odio nacionalista y racista que esta más vivo que nunca, y coleando, en los países más importantes de la región, siendo Francia donde con más fuerza han arraigado partidos y organizaciones de ultraderecha. El único consuelo que tiene esta gente, es que han logrado cruzar el charco y todavía respiran. Entretanto, sus hermanos perecen en un genocidio por goteo, como explica el profesor y jurista Zaffaroni, todos los días en el Mediterráneo. El Papa ya se ha quejado varias veces de esta situación y no le han dado mucha bolilla. El tráfico de armas y mercenarios continúa fluyendo hacia todos los países africanos, donde las grandes potencias (destacándose nuevamente Francia entre ellas) continúan sembrando odio, destrucción y refugiados.

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