Nuevos aires sobre Malvinas: ¡un llamado a la lucha!
Nuevos aires sobre Malvinas: ¡un llamado a la lucha!
(Agencia Maldita Realidad)
Desde hace un par de años viene siendo noticia constantemente la crisis económica y financiera global, junto con la crisis ambiental y, por supuesto, la crisis moral de la humanidad. Principalmente en los centros de poder, en los países más desarrollados como Estados Unidos, o por ejemplo Francia e Inglaterra, se perciben desajustes y convulsiones sociales que podrían explotar en cualquier momento, tanto como la posibilidad de que se produzca un motín en una cárcel centroamericana en cuestión de minutos. Los periodistas e intelectuales críticos se dedican a revelar los signos y símbolos de la decadencia de estos países. Los describen detalladamente y no se asombran del rumbo de los acontecimientos, de cómo se incrementó la pobreza y se endurecieron las leyes, de cómo el estado de bienestar se licuó y el desempleo trepa y agarrota a los sectores más carenciados, los inmigrantes típicamente explotados entre ellos.
En este contexto de declive y hundimiento (más allá de las aberraciones que cometieron en Siria, Libia y otros países del Medio Oriente), el Reino Unido envió un barco destructor, un submarino nuclear, contingentes renovados de soldados y mercenarios, y un príncipe principiante a las islas Malvinas para demostrarle a la Argentina que en el mundo todavía sigue triunfando la verdad de las armas y su prepotencia. El reclamo argentino de las islas ya lleva varias décadas de derrotero, miles de resoluciones –guiadas por la sensatez y sentido común con el cual se puede plantear el caso favorablemente a nuestro país (de hecho, las islas son como dos medusas mordidas y escupidas que se ubican dentro de nuestra plataforma continental)-, que los ingleses jamás acatan e ignoran, como lo hacen con las resoluciones que condenan, por ejemplo, los ataques israelíes a los palestinos en Gaza y Cisjordania, y muchas otras contrarias a sus intereses imperiales.
La Argentina ha buscado apoyo en los foros americanos, y todos los países quieren que se inicie una negociación, un diálogo que confluya a una solución honrosa para las partes. Sin embargo, en el terreno diplomático Argentina tiene todo para ganar y Reino Unido sólo puede perder, así que lo más probable es que la política del gobierno argentino por intentar abrir está vía de solución muera en las acciones soberbias y orgullosas de los ingleses, y en la cruda realidad de la militarización del conflicto –terreno en que son avezados conquistadores-.
¿Qué hacer entonces? Es un delirio emprender una nueva guerra, el ejército argentino parece muerto y nuestra inversión en armamento y logística es irrisoria comparada con la británica. En principio, se puede comenzar por matar a todo turista inglés que venga a la Argentina. O pedirle a ciudadanos competentes (por ejemplo, policías tucumanos o bonaerenses), que formen una célula criminal –con alta tecnología- para iniciar una serie de atentados a objetivos británicos por todo el mundo. También se puede pedir prestados unos aviones a Venezuela o Brasil para hundirles su maldito barco y destruir su submarino nuclear. Ni que hablar de contratar a un gurka arrepentido para que estrangule a su principito. Son ideas, es un comienzo, pero estando el fin del mundo tan cerca, hay que comenzar a actuar cuanto antes.