A la musa
Renuncia a la rapsodia, al sueño, a hombres de más largo alcance, que sea nuestra la búsqueda de un tema llano, la piedad del discurso.
Como escribas monacales desde que rompe la mañana trabajé hasta el cierre de luz, ni pensé un día demasiado largo para hacer una línea o carta brillante: nosotros también con una mente ardiente, olvidamos el tiempo, riqueza y fama, encontramos nuestra gloria en nuestra paciencia y espumamos, espumamos la olla: hasta que al fin, cuando escuchamos alrededor de la casa el canto de los pájaros, aparece un rincón de cielo azul en nuestro claro pozo de palabras.
¡Déjalo, déjalo entonces, musa de mi corazón! Sin acabado y sin marco, deja sin adornar la imagen como viene con arte innecesario.
traducción: HM