Música en la Villa Marina
Para alguna permanente fuente central de potencia, acordes firmes y fuertemente rasgados, parecen fluir, y fluyendo transportan virtud. Muy por debajo, las vanas y tumultuosas pasiones de la hora flotan rápido y desaparecen, y mientras el sol brilla en el despertar de tempestades, hay repartido sobre todas las ruinas frustradas de mi pasado, un fuerte contentamiento como de batallas ganadas.
Y todavía lloro angustiado, mientras escucho la larga representación de tu paso magníficamente dado en la noche. A aquella hermosa tierra de donde venís, a aquella esfera de fuerza y amor donde ahora dan forma a vuestro vuelo, oh, alas parejas de música, ¡carguen mi alma!
Tienen el poder, si tuvieran la voluntad, firmes acordes rasgados en grandiosa secuencia, de llevarme a aquella tierra tranquila donde el bien ya no se mezcla con el mal, donde ella y yo, remotos sobre alguna colina o junto alguna franja de río tranquila y apacible, podamos vivir, y amar, y pasear de la mano, y seguir simplemente a la naturaleza, y estar todavía.
Desde este mundo sombrío, tristemente, aprisionados, nos sentamos atados a las cuerdas del corazón de otros como con cadenas, y, si uno se mueve todos sufren, a aquella Meta, si una tierra así, si una esfera así, hubiera, allí, de la vida y todas las alegrías y tristezas de la vida, ¡oh, alas de la música, soporten mi alma!
traducción: HM