Los daños de un año
Asesinados mientras ellos están tirados junto a la lenta, secreta, impiadosa mano de un enemigo inadvertido, veinte mil soldados viejos han cruzado el río para reunirse con los amados y perdidos. En el espacio de un año sus espíritus huyeron, silenciosos y blancos, al campo de los muertos.
Uno tras otro, caen dormidos y los agentes de la pensión los despiertan para llorar, y estadistas huérfanos son fuertes en su gemido mientras las almas revolotean en el vendaval de la tarde.
¡Oh Padre de las Batallas, ruego que nos liberes de los horrores de la paz, los horrores de la paz!
traducción: Hugo Müller