Causación
Mi querida hija me dijo: “Oh papi, qué divertido hubiese sido si ibas a Mexico como dijiste hace veinte años. Si no hubieses cambiado tu caprichoso plan yo pude haber sido una mexicana. Con forma flexible y pelo negro, en lugar de ser gorda y linda.
O si hubieses navegado por los mares del sur, y acoplado con una japonesa,
pude haber sido una chica maciza, jamás hubiese tenido rizos dorados,
que flirteara con un abanico pintado y tintineara en un camisón,
y quizá dormiría sobre una colchoneta, estoy complacida de no hacer eso.
Cuando considero la novela de toda tu juventud de cambio y oportunidad
debería, supongo, del mismo modo haberme criado como una bella y orgullosa tahitiana,
o haber nacido… pero allí, ¡ah no!, no en el polo, y esquimal.
Me atemoriza pensar lo que pude haber sido, ¡gracias a Dios!, no lo soy”.
Yo dije: “Mi querida, no seas absurda, ya que todo lo que ha ocurrido,
aunque parezca veleidoso a tus ojos, no podría ni una pizca haber sido de otro modo.
Porque en el cósmico negocio casual el mundo puede ser sólo lo que es,
y nadie se atreve a negar que parte de este mundo eres tú y yo.
O llámalo destino, ninguna otra cosa podría ser.
Aunque he vagado por la mitad del mundo, causa y efecto nos han unido.
Sí, todos los eones del pasado conspiraron para juntarnos al fin aquí,
y todo lo que tuve la oportunidad de hacer condujo inevitablemente a ti.
A ti, para hacerte lo que eres, una dama en un automóvil,
en vestidos a la moda y honesta también, pero anglosajona siempre.
Y todo el bien y el mal que he hecho en cada tierra bajo el sol
magníficamente condujeron a esto, una casa de campo, y tu beso”.
traducción: Hugo Müller