Modelo de cama
El me contempló con ojos tristes, dolientes, aquel hombre monótono, desaliñado,
y aunque desprecio a mis clientes hago lo mejor que puedo para confortarlos con una charla animada (por supuesto, como debe ser),
y les proveo evidencia para que sus esposas puedan reclamar el divorcio.
Pero mientras este tipo solloza sus penas pienso: ¡Qué vergüenza!
Su esposa es una puta y así él va y asume la culpa.
Y yo comportándome como una canalla para ganar un inmundo honorario…
Yo dije: “Tienes un trato sucio”. “¿Y tú qué?” dijo él.
Y entonces le conté cómo era una viuda de la guerra,
y haciendo lo que hice porque luchaba por mis dos hijos.
Y me senté tejiendo a través de la noche, el ojeándome desde la cama,
y en la luz rosa del amanecer él dijo impulsivamente:
“Aunque estemos en este juego sórdido, para engañar la ley que planeamos,
te creo cuando dices que te mantienes alejada del hombre,
has sido fiel al muerto, y en el día en que soy libre
para probar la fe que tengo en ti por favor, ¿te casarías conmigo?”
Así fue cómo sucedió. Ahora estamos casados y la vida es una lista de alegrías.
El viejo pasado infeliz está muerto, él es un padre para mis muchachos.
Y recién hoy le he contado (aunque cuarenta, lo confieso), una pequeña
hermana está en camino para coronar nuestra felicidad.
traducción: Hugo Müller