Campo de batalla de Dios
Dios vive en ti, en orgullo y vergüenza, en todo lo que haces para destruir o bendecir,
en todo lo que eres digno de alabanza y culpa, en la belleza o fealdad.
“Divina Creación”, ¡qué fraude! Dios no te hizo a ti… Tú hiciste a Dios.
Dios vive en mi, en todo lo que siento de amor y odio, en alegría y pena,
en gracia y codicia, dolor y bienestar, miedo y ánimo, pérdida y ganancia:
para el bien o el mal soy Él, sí, santo o demonio, somos Uno.
Dios se defiende y lucha en cada uno de nosotros, nosotros somos sus altares,
en el brillo o la oscuridad, así sin alharaca sacerdotal pero con acto meritorio adorémoslo:
la bondad es deidad, seamos merecedores de Divinidad.
Y estemos precavidos de su presencia, y expresemos su Amor lo mejor que podamos,
una palabra gentil es como una oración, un acto amable es santidad:
no dejemos que Dios se deprima, dejemos que prevalezca y escriba su Amén a nuestra historia.
traducción: Hugo Müller