Primer niño… Segundo niño
Primero
Que sea una niña, o uno de los chicos,
está escarlata todo sobre su pesaje,
está rojo, está hervido,
¿el obstetra pudo haber sido un langobstetra?
Sus grados y credenciales eran super,
¿pero qué importa para una inventario infantil?
¡He aquí el prodigio, he aquí el milagro!
Sea su cabeza oval o esférica,
te alegrarás de hallar que sólo tiene una,
habiendo espantado a una hija o hijo de dos cabezas;
he aquí el fenómeno completo,
tiene dos manos, tiene dos pies,
sólo natural pero agradable,
porque por meses has soñado en aletas o garras.
Más aún, está totalmente equipado:
Dedos en las manos y en los pies con uñas afiladas,
incluso tiene ojos y una boca claramente recortada;
cuando la boca se va a abrir los ojos se cierran,
cuando los ojos se cierran la respiración se libera
y se deduce la presencia de pulmones.
Dejen que los cohetes destellen y que truenen los cañones,
el niño es una maravilla, un portento sin igual.
Un asombroso niño, un niño sorprendente,
deslumbrante, sin pañales, desconcertante,
estupendo, milagroso, invicto.
Un niño para tambalearse y quedarse pasmado,
luminoso como un botón, agudo como una espina
y el único perfecto que alguna vez ha nacido.
Segundo
Llegó esta noche a las nueve y media.
Todos están bien. Es un niño, ¿o simplemente lo inverso?
Puedes llamar en la mañana y preguntarle a la enfermera.
Ogden Nash, traducción de Hugo Müller