Lucindy Jane
Cuando era joven era demasiado orgulloso
para llevar a mi hija en su cochecito.
“Es indigno” –decía alto,
pero ahora soy viejo, vean, lo soy,
deambulando arriba y abajo,
con la nieta a través de la ciudad.
Y cuando llegue a la Plaza me detendré junto a la fuente,
y para descansar permaneceré allí,
las damas dirán: “¡Cómo andas, abuelo!
Lucindy Jane con ojos tan azules
se parece cada vez más a tí”.
Y seguramente será complacida mientras obtengo un golpe
y subo a Lucindy a mi rodilla,
sí, con el riesgo de ser mojado,
converso un poco con las chicas:
luego cuando tenemos una cita con la botella
volvemos paseando a casa.
¡Dios mío! Esta es la diversión de todo mi día,
y cuando cumplo el rol de enfermera:
“ella tiene tu nariz” –las oigo decir.
Pienso: “Bien ahora, luego será peor”.
Y cómo sueño que viviré para ver
a una bisnieta sobre mis rodillas,
¡y la gente dirá que se parece a mí!
Robert William Service, traducción: Hugo Müller