Colón
Una vez en el tiempo hubo un italiano,
y algunos creían que era un perdedor,
pero él no se ofendía porque otros creían que era espléndido,
y él decía que el mundo era redondo,
y todos hacían un sonido desaprobatorio,
pero él fue e intentó obtener algún dinero de Fernando,
pero Fernando dijo que América era un pájaro en el bosque,
y que mejor sería tener un ave obediente,
pero el cerebro de Colón era fértil, no era árido,
y recordó que Fernando estaba casado,
y pensó que no había esposa mejor que una incomprendida,
porque si su esposo pensaba que algo era una idea terrible ella se inclinaba a pensar que era buena,
así que perfumó su pañuelo con ron y citronela,
y fue a ver a Isabel,
y se veía maravilloso pero nunca se había sentido más tonto,
y ella dijo, puedo ubicar el rostro pero el aroma es familiar,
y Colón no dijo una palabra,
todo lo que dijo fue, soy Colón, el Almirante Byrd del siglo XV,
y justo mientras pensaba, la disposición de ella era muy maleable,
y ella dijo, aquí están mis joyas, y no era mezquina como Cornelia,
la madre de Gracchi, no se refirió a sus hijos, no,
se refería a sus joyas, que eran muy muy valiosas,
entonces Colón dijo, alguien me mostró el amanecer y cómo navegar hacia él,
y descubrió América y lo pusieron en la cárcel por ello,
y las cadenas le dieron verdugones,
y la nombraron América luego por otro italiano,
así el triste destino de Colón debe ser destacado a cada niño y cada votante,
porque tiene una muy importante moraleja, que es, no seas un descubridor, sé un promotor.
Ogden Nash, trad. Hugo Muleta