Brasil y Argentina, cada vez peor

por Agencia Maldita Realidad

Parece que compiten para dirimir quién es el más torpe o el más hijo de puta, los gobiernos de derecha de los líderes del Mercosur, en menos de dos años de vigencia, han tenido logros espectaculares en lo concerniente al incremento de la desocupación, la pobreza, la explotación laboral, la corrupción, la enajenación de los aparatos judiciales y mediáticos que son decisivos jugadores que apuntalan el status-quo dramático, a la vez que repugnante, que están armando. Maldita Realidad se tomó un descanso en esto de reflejar la sociedad y las noticias del mundo de manera cotidiana. Decidió aislarse y desvincularse de Internet, de la TV y de toda la basura que emana por cables y fibras ópticas. Sin embargo, no se puede estar en una burbuja y los acontecimientos que se desencadenaron últimamente, como la condena a Lula por parte del juez Moro y la promulgación de una flexibilización laboral rabiosa que retrocede más de 200 años y coloca a Brasil como una sociedad donde prevalecerá el neo-esclavismo como sistema social. Eso por allá, sin que nadie se indigne ni enrojezca de vergüenza. La resistencia del pueblo parece enflaquecer, hay un ambiente de resignación y aceptación del nuevo orden insoportable, que revela el grado de alienación y estupidez en el que se encuentra sumida la población, totalmente atrapada por los hechos de violencia y tiroteos que a diario sacuden las horas de los brasileños, tanto en las grandes ciudades como en terrenos inhóspitos. La barbarie y el salvajismo se imponen, a partir de una policía militar experta en liquidación de “delincuentes juveniles”. Y por estos pagos el panorama parece idéntico. Los casos de “gatillo fácil” ya son una cuestión diaria, o más bien de horas, la represión de la policía a trabajadores bajo protesta se ampara en órdenes de jueces obedientes de la ideología macrista, abominable y absurda por donde se la mire, donde la principal fuente de inspiración es el “cualquiercosismo” y la imbecilidad todopoderosa del presidente, que le da hasta para chapucear inglés ante la encantadora Shakira y fanfarronear como el argentino arquetípico odiado en todo el planeta, de que la selección nacional ganará la final del mundial de fútbol del año que viene en Rusia. Paralelamente, la arremetida judicial contra CFK y sus adláteres se torna cada vez más apremiante, cuanto más inconsistentes y carentes de prueba alguna son las acusaciones. Es paradójico pero es así: la asfixiante estanflación que padece el pueblo, y particularmente los millones que ha hundido en la pobreza, la desocupación y consiguiente desesperación, debe ser disimulada de cualquier manera, y todo sirve para que los focos desvíen la atención de la calle donde miles se están muriendo de frío y hambre para oír los comentarios insidiosos y completamente carentes de sustento de pensadoras del calibre de Susana Giménez, Mirta Legrand o la violencia verbal de la mentirosa y cómplice Elisa Carrió. Una mierda, bah. ¿De cuántas noticias infames y crueles acciones nos vamos a seguir desayunando o enterando todos los días los argentinos? Se vienen elecciones y como planteó este medio comunicación desde el minuto 0 en que Macri se hizo cargo de la presidencia, vienen años de robo, fraudes electorales y degradación cultural y económica del país todo.

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