El lugar de Nacimiento
Aquí, arriba de la ladera de la montaña,
tan alto como nunca llegó ninguna esperanza,
mi padre construyó y colocó una primavera,
muros encadenados alrededor de todo
abocado al crecimiento de tierra a pasto,
trajo nuestras diversas vidas a que pasen.
Eramos una docena de chicas y muchachos.
La montaña parecía gustar de la agitación,
e hizo que nosotros siempre diéramos algo a su sonrisa.
Hoy ella no sabría nuestro nombre.
(Ninguno de las chicas, por supuesto, es hoy el mismo.)
La montaña nos empujó con sus rodillas
y ahora su regazo está lleno de árboles.