La mañana después

Estaba tan enfermo anoche

que difícilmente podía reconocer mi mente.

Tan enfermo anoche que no sabía mi mente.

Tomé algún mal licor

que casi me deja ciego.

Tuve un sueño anoche,

pensé que estaba en el infierno.

Soñé anoche que creía estar en el infierno.

Me desperté y miré alrededor—
Nena, tu boca estaba abierta como un pozo.
Tú sonreíste un poco, oh mujer, pero

sonabas como una gran multitud.

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