La acción de gobierno

Y el triunfo de Fausto fue aplastante en la circunscripción de Colquechaca y en casi toda la zona de Potosí. Sus momentos iniciales como diputado fueron convulsivos. El primer día, una alianza de los partidos conservadores propuso expulsarlo del Congreso, con la complicidad del presidente, títere de las multinacionales y los Estados Unidos, en una sesión típica y antidemocrática. Readaptado enseguida a la persecusión y al tiempo libre para la escritura, Fausto retomó su puesto de lucha junto a sus hermanos explotados y mancillados. El sabía que hasta que no se desencadenara la rebelión campesina en el sistema todo se manejaría con dinero, y siempre le escaseaba el efectivo. De todos modos, tenía amigos en el MNR que siempre le proporcionaban unas monedas, ya sea para construir escuelas como para costear cosechas. Un día invitó a cenar a don Ganímedes García, gran conversador, liberal y admirador de los indios, y le entregó los proyectos y decretos que tenía preparados para cuando asumiera la presidencia: la amnistía a los campesinos enjuiciados y encarcelados a causa de sublevaciones; otorgamiento del derecho a voto a los analfabetos, disposiciones pertinentes para la plantación de coca y el pastoreo.

En medio de todas estas vicisitudes de apresamientos, divorcios, juicios, etc., ya en plena Segunda Guerra Mundial, salió a la luz Mitayos y Yanaconas, su Tesis de Grado en Derecho; merecedora del Primer Premio Municipal de Oruro en 1940. Es un estudio sobre la sociedad del Tawantinsuyu desde su posición de marxista. Al año siguiente presenta el Proyecto de Ley de Revolución Agraria («las reformas agrarias son para exterminar a los burgueses timoratos y cagones» –se justificaba en la Fundamentación).

Como se puede apreciar, la acción de gobierno se cristaliza en sus textos de una manera impactante, todo lo que se propone en ellos es hoy aplicable en un contexto ideal, pues Evo Morales tiene bastante de Fausto reencarnado. Estas cosas son milagrosas y vencen al capitalismo, doblegan y revierten el dominio de los tiranos y de sus «economistas y testaferros». En «Víctor Paz Estenssoro«, que sale publicado en 1949, revela las traiciones de toda la dirigencia del MNR, y declama la abominación que le produce el gobierno de Estenssoro, a quien considera un vulgar tirano, fiel a los intereses yanquis. Esta postura le costó el exilio en Buenos Aires. Pocos años después, a raíz de la revolución de 1952, se reconciliaría con el mandatario de doble apellido.

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