Fuera de temporada
Nada llega demasiado tarde para mí,
no importa cómo pensaré;
las modas rápidamente huyen de mí;
Siempre estoy fuera de temporada.
Mi magro salario cuidaré con esmero
para complacer alguna pasión;
pero cuando lo hago ya está viejo,
ya ha pasado de moda.
Lucho contra grandes tentaciones,
para tomarme unas breves vacaciones;
pero hacia arriba trepa la tasa del ferrocarril,
más allá de cualquier anticipación,
cuando llego a la orilla del mar,
la multitud está en la ciudad;
no importa cómo me ingenio,
los pierdo – mayor es la pena.
Nunca compré el último sombrero,
ni ninguna otra abominación;
era que mis amigos decían: «Mira eso,
es más viejo que la creación».
Y así era con toda mi ropa;
mis corbatas, mis pantalones, mis chalecos;
mis puños, mis tacos, mis zapatos, mi camiseta;
mis camisas de verano y mis sobretodos.
Aprendí el vals con salto y salto;
y luego los bailarines se deslizaban,
mis amigos me tenían por el chambón más grande,
y todos mis intentos eran ridiculizados,
el cigarrillo que aprendí a fumar
con la náusea más horrible;
pero las costumbres cambiaron de un solo golpe
hacia las intolerables pipas de madera.
En política ocurre lo mismo;
cuando los tarifazos, hilarantes,
contra los males del libre comercio renuncié,
la multitud se tornó bimetálica,
lo único que amé siempre es aquello que llega demasiado tarde,
declaro mi adoración:
otro hombre ha estado ahí primero,
para mi gran consternación.
Al final un día, maldiciendo mi destino,
en oscura desesperación para escapar de ella,
se me dijó en el límite «Demasiado tarde,
el suicidio ya no es más la salida».
Nada llega demasiado tarde para mí,
no importa cómo pensaré;
las modas rápidamente huyen de mí;
Siempre estoy fuera de temporada.