buenas noches, dulce príncipe

La música del gusano me maneja como a una mosca caliente mientras las escaleras mecánicas se convierten en cucharas. La abuela lo hubiera querido así –temprano para levantarse con ojos lagrimosos-. Dejame sacarte de todo esto: hay un lugar detrás de las colinas, donde los árboles tienen formas de guillotinas y las mandolinas tienen bocas como botellas rotas. Un franco vale cien céntimos en Luxemburgo, mi hija morirá en 2037 y yo moriré en 1998, y los peces voladores continuarán volando.

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