Messi: un fenómeno de nuestros días
por Máximo Redondo
Desde hace un par de años el ídolo del fútbol ¿argentino? se viene lesionando con bastante frecuencia, lo que no le impide seguir facturando goles y millones. Es que ser el mejor tiene su precio. A pesar de la protección cobarde de los árbitros, hay varios jugadores que intentaron cagarlo a patadas y no lo lograron. Es que él hace feliz tanto a sus compañeros como a sus rivales, quienes gozan de ser humillados con caños o quiebres de cintura, quedar pagando como espectadores tontos, u hologramas de videojuego. Evidentemente, no se puede tocar a la gallina de los huevos de oro. Ya es un lugar común plantear hoy que el fútbol real se parece cada vez más al virtual, en el movimiento de los jugadores y la caretada de las tribunas. Y Messi tiene algo de robot que va a hacer la jugada perfecta y va a festejar con dedicatoria a sus hijos o su mujer. Y lo tenemos nosotros: un tipo de pueblo devenido en celebridad mundial, con problemas de comunicación, aunque nunca logrará escupir con la precisión y la velocidad de Riquelme.
Ya pasaron 30 años del último mundial logrado por Argentina, más de una generación de futbolistas que lo intentaron con hidalguía mas no alcanzaron la gloria máxima de ganar un mundial. Y ésta es una deuda pendiente de Leonel. Por eso el otro día interrumpió una reunión con sus amigotes del Barcelona para ver el partido de Argentina, por eliminatorias, contra Paraguay. Y el juego del seleccionado le dio unas náuseas tremendas. Supuestamente no jugó por estar lesionado, pero al ver el encuentro la lesión se le curó y ya salió al campo e hizo como cuatro goles en un minuto y medio, vapulenado a equipos de ciudades españolas más caballerescas que futbolísticas. Pero ojo, no sea cosa que gaste pólvora en chimangos y vuelva a sus actuaciones frustrantes cuando en la próxima fecha la selección nacional enfrente a Brasil, potencia que ha resucitado luego del golpe de estado que sufrió este año, demostrando su selección un juego brillante que no pudo ostentar en su último mundial. Se ve que el fútbol y la dictadura generan sinergias y una mentalidad ganadora. En lo que respecta al equipo del patón Bauza, por ahora está en puesto de repechaje, y algunos comienzan a dudar de la clasificación… Aunque Macri algún conejo va a sacar de la galera, porque no se pierde el viaje al mundial de Rusia por nada del mundo, y para justificarlo, la selección tiene que estar allí sí o sí, así que más vale que en los próximos dos partidos pongan más huevos y saquen los seis puntos.