¿Cómo hacer una novela?

por Hugo Müller

Escribir cualquier cosa y después evitar hacer cambios, desoír las sugerencias de maestros exitosos y explicar todo luego a periodistas y supervisores. El otro andamiaje de uno mismo, el dedicado aa la contemplación de la especie humana, puede seguir funcionando igualmente. El objetivo es fijarse el avance de la historia cada dos renglones. Parecería que con un renglón debiera bastar, pero a veces las cosas no se desarrollan como uno pretende. El problema es que los escritores no se animan a afrontar situaciones comprometidas. Siempre tienen el cinturón bien suelto, mal ajustado, para poder bajarse los calzoncillos ipso factum. Pero no ahondemos en realidades que sólo pueden dejar perplejos a los lectores. Atónitos, quizás. Creo que siempre conviene seguir escribiendo, aunque se esté desconcentrado e imposibilitado de hilvanar frases coherentes. La insistencia es lo que cuenta. Hay que darle y darle al lápiz o a las teclas. A veces el tiempo ayuda a superar circunstancias adversas, como puede ser la escucha de música inexpresiva o la presencia de obras de arte insulsas en el ámbito de trabajo (sea en la pulcra oficina de un profesional o en la pocilga de un genuino obrero de las letras). Anímaos, ¿qué sucede que os frenáis contemplando el aire vacío? No es más que fantasear incoherencias, sin llegar a la máxima cúspide de la elegancia, a una estilización perfecta. No imaginar el éxito si se quiere conservar un mínimo de dignidad literaria. Nada más.

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